martes, 25 de agosto de 2009

SEXO Y MUERTE

Se recuerda a esas mujeres que se suicidaron jóvenes, que se rescatan de un baúl cada cierto tiempo en los suplementos dominicales. Yo no. El vacío no me apetece. Ni los nudos, ni las bañeras rojas. Voy a vivir aunque deteste el olor a naftalina.
En la cama, la muerte es pequeña; es enorme en las palabras. Son árboles. Miran hacia arriba o apuntan hacia el suelo.

2 comentarios:

Maria dijo...

será que de noche y ansío un colchón,
será que la pantalla me mantiene trasnornada todo el tiempo,
será que los árboles son difusos, la muerte, como siempre, roja, vacía, o llena, según la posición
será que tengo hambre
será que me duelen los ojos

pero me gusta, es magnético, es...

energético?
no sé.

Carmen Soriano dijo...

a lo mejor energía, sí.

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